Thursday, February 3, 2011
Durante la última semana, he observado los acontecimientos en la plaza Tahir de El Cairo, como lo han hecho millones de estadounidenses, y quedé profundamente impresionado por la manifestación pacífica de ciudadanos egipcios que pedían un cambio en su nación, un cambio que respondiera a la difícil situación económica de ciudadanos comunes, por un cambio que les brinde a los ciudadanos comunes la oportunidad de ser parte de la voz que dirige el curso de su nación. Hasta ayer esas protestas fueron absolutamente pacíficas. Pero eso sí cambió ayer cuando las fuerzas pro Mubarak entraron en la contienda.
Anoche estuve observando cómo las fuerzas pro-Mubarak lanzaban cócteles molotov desde las alturas de los edificios adyacentes a los manifestantes de abajo. Vi cómo matones organizados procedieron a apedrear a esos manifestantes. Vi como había disparos esporádicos en la plaza. Y vi como un grupo de jinetes galopaba entre la multitud azotando a la gente con sus látigos. Esta matanza contra ciudadanos que protestan pacíficamente es absolutamente inaceptable.
Ahora, Estados Unidos ha tenido una relación larga y estrecha con Egipto. Canalizamos una enorme cantidad de ayuda para el desarrollo económico a Egipto. Pero déjenme ser muy claro: lo que pasó ayer no puede volver a suceder. Lo que pasó ayer con matones que atacaron a manifestantes pacíficos en nombre del gobierno no debe volver a suceder. De ninguna manera Estados Unidos puede hacer la vista gorda ante este ataque despiadado contra ciudadanos comunes y corrientes.
Esta mañana hubo voces dentro del gobierno egipcio que calificaron lo ocurrido ayer como un error fatal. El Primer Ministro Shafiq lo calificó de error fatal. Y esta mañana había señales de que el ejército, en lugar de permitir y organizar a los matones y permitirles asaltar la plaza, los manifestantes estaban interviniendo para protegerlos. Este es un giro correcto de los acontecimientos.
Pero todos los que quieran escuchar deben señalar que los ciudadanos de los Estados Unidos de América no se quedarán impasibles ni apoyarán a un gobierno que está atacando a manifestantes pacíficos en una plaza de El Cairo. Así que si vemos una repetición de esta violencia, Estados Unidos debe enviar un mensaje muy fuerte: no habrá más ayuda para el gobierno de Mubarak.
No sabemos cuál será el resultado final de estas protestas. Pero la acción pacífica contra el gobierno es un sello distintivo de la democracia. Es un sello distintivo de la libertad. Y debemos garantizar que esas protestas puedan continuar, esas protestas pacíficas que exigen una voz para los ciudadanos comunes y corrientes y que Egipto pueda avanzar hacia elecciones libres y justas.